Un entrenamiento que incidió en la preparación física, tras unos días de menor intensidad y en los que los jugadores debían seguir unas pautas de mantenimiento elaboradas por el cuerpo técnico caspolino.
Unos días, también, que han servido de descanso para aquellos futbolistas tocados y quienes podrán aprovechar los cuatro entrenamientos que faltan, hasta el próximo partido frente al Épila en los Rosales, para recuperar su estado óptimo.
Estos jugadores serán, como decía el entrenador caspolino Carlos Burillo, los mejores fichajes del nuevo año, puesto que su concurso completará lo previsto a principio de la temporada y que la suma de las lesiones todavía no ha propiciado.
Quince jornadas disputadas, a falta de dos para la conclusión de la primera vuelta, que dejan un bagaje muy claro de lo sucedido hasta la fecha y que tiene un importante valor orientativo en la preparación de la segunda parte del campeonato liguero.
El Club Deportivo Caspe ha basado su certidumbre clasificatoria en dos aspectos importantes, la uniformidad defensiva y el seguimiento mantenido por los hombres de delante.
Y lo antedicho no es en vano puesto que las cifras así lo reflejan: el portero Mañez y los defensas, Bernal, Franco y González más el despegue de Raúl, han mantenido una constante en las alineaciones llevándose la mayor cantidad de minutos sobre el césped.
El segundo punto destacado se refiere a los jugadores más adelantados que, sin llegar a los minutos alineados por sus compañeros de atrás, han llevado una homogeneidad plausible: Carlos, Fernández, Guillem y Ballester es la segunda línea con más tiempo en el campo.
La parte menos positiva ha sido la zona intermedia puesto que ahí ha habido mucha más variación, sobre todo con ausencias muy importantes: Puyo, Gil y Serrano, muy a pesar suyo, son los jugadores que menos minutos han participado y quienes por su veteranía y saber estar, deben aportar ese salto de calidad que haría buenas las palabras de técnico local cuando habla del mercado de invierno.